El gato británico de pelo corto o British Shorthair es una raza de gato que desciende del cruce entre los gatos que llevaron a Britania los romanos y los nativos de la isla. Estos gatos desarrollaron un pelaje doble e impermeable para protegerse del clima británico.
Los británicos de pelo corto, probablemente la raza más antigua Inglesa de gato, tiene sus antepasados hasta los gatos domésticos de Roma. Esta raza era muy apreciada primero por su fortaleza física y su habilidad para cazar, pero pronto fueron reconocidos y valorados por su comportamiento tranquilo de resistencia, y la lealtad al hombre.
Fueron llamados British Shorthair para distinguirlos de gatos extranjeros como el gato oriental, y de los gatos de pelo largo como el gato de Angora.
Las I y II Guerra Mundial provocaron la casi extinción del gato británico. Por ello, fue necesario recurrir a otras razas como el gato Persa, que se introdujo en el programa de cría selectiva del British, para intentar hacer renacer las líneas prácticamente extintas, dando más vigor a la raza.
A esta integración, el British Shorthair debe el incremento de robustez, sus formas más redondeadas, especialmente la morfología del cráneo, el aumento de intensidad en el color de sus ojos, y el refuerzo de su estatura. Sin embargo, también heredó el gen del pelo largo. Más tarde, tras muchos años de cría selectiva llevada a cabo con minucioso control, consiguieron eliminar esta influencia casi por completo; separando del programa de cría los ejemplares nacidos con pelo largo en las camadas de British Shorthair.
En agosto de 2001, el British Longhair se incorporó al grupo NBC de TICA, siendo finalmente reconocido por The International Cat Association (TICA) en mayo de 2009 como Highlander, un año después de su reconocimiento por World Cat Federation (WCF). Sin embargo, es una raza no reconocida por la Féderation Internationale Féline (FIFe).
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